miércoles, 1 de febrero de 2017

Para ti (estés donde estés).

Enero va a acabar sin ti
Como diciembre, noviembre, octubre.
Septiembre.
Tu mes.
Remarcó tu ausencia.
Agosto ni siquiera lo he superado.

Durante los primeros meses
te veía en cada esquina
en cada coche gris que me cruzaba.
Siempre te desvanecías.
Te esfumabas.
Te marchabas,
Como el segundo día del octavo mes de ese puto año.

Ahora te siento dentro
Sin poder abrazarte nunca más
Me faltaron tantas cosas que compartir contigo
Los recuerdos, dicen, son eternos
Esos nadie me los arrebatará.

Febrero asoma a la vuelta de la esquina.
Justo por donde deberías aparecer tú.


lunes, 30 de enero de 2017

(Vuelve)


He soñado contigo
Ha sido breve pero intenso
Como todo lo que conocía de ti
Como tu presencia aquí

He soñado contigo
Ahora no sales de mi cabeza
Yo no salgo del sueño en el que te he visto

Apenas recuerdo que te cogía de la mano
Te acariciaba el pelo
Mientras intentaba que me mirases
Misión imposible

Invisible para el mundo
Para el tuyo
Invisible para ti y sus consecuencias

He soñado contigo
Me he despertado solo
Sin nadie a quien contar que te echo de menos,
aunque no sepa nada de ti

¿Esperabas que no me enamorase de ti cuando te vi?
Ninguna persona en su sano juicio podría ignorar tu belleza
Yo siempre he sido un loco
Y al verte no iba a ser menos.

Meses después me doy cuenta de que el café sabe horrible si no lo tomo contigo
El metro tiene menos luz que nunca
Y Colón sigue esperándonos donde lo dejamos la última vez


No vuelvas (Vuelve), por favor

lunes, 2 de enero de 2017

¿Juegas?

La conocí hace tiempo.
Al verla se detuvo el tiempo
-aunque suene a tópico-

No sabía su nombre
Y ya había muerto tres veces por su pestañeo.

Apenas la conocía.
No sabía ni su color favorito
Pero ya estaba enamorado.

Tiempo sin cruzarmela
Eso necesitaba
Apenas salía de mi cabeza.

Volvió a aparecer ante mi.
Como el sol por la mañana.
Yo desaparecía como la luna con el alba.

Escuchar su voz.
No parar de mirarla, a escondidas,
Cuando el destino me daba la oportunidad.
Fue mi perdición.

Acabé loco de algo que no sabía si eran mariposas o aves rapaces en el interior de mi pecho.
¿Obsesión?
¿Amor?
¿Deseo?

No.
Miedo a que rechazase mis temores del pasado.
Miedo a que no formase parte de mi presente.
Miedo a que no desease un futuro conmigo.
Miedo al rechazo que tantas veces ha irrumpido en mi vida.
Miedo a verla y saber que nunca querrá saber de mi.
Miedo a perder un juego al que no he empezado a jugar.

Quién no apuesta no gana.
Quién no apuesta no juega.
Quién no juega no vive.
Quien no vive no sueña.
Yo no dejo de soñar contigo.

Es el momento.
Me juego todo a la carta que escondo bajo mi cama deseando ser leída.
He decidido que quiero vivir mi sueño.

¿Juegas?

jueves, 1 de diciembre de 2016

Fin de la revolución.

Tu cuerpo y el mío.
Fusionándose bajo el juicio de tus sábanas.
La revolución encarnada en dos cuerpos.
La octava maravilla del mundo enfrente.
Cara con cara.


Que estuvieses conmigo era blasfemia,
injuria.
Yo haciendo un pacto con el diablo.
Dejando de lado tu divinidad.
Convirtiéndote en alguien vil, 
sin escrúpulos.
La mejor descripción que nadie hizo de mí.

Todo terminó.
Como siempre.
Como nunca.
Nos faltó tiempo.
Nos sobraron ganas.
Estábamos condenados desde antes de mirarnos por primera vez.
Cuando nos miramos,
lo supiste.
Lo ignoré.


Se acabó la revolución en el momento en el que abandonaste el nido 
y los cuervos se quedaron sacándome los ojos.
Me quedé tan ciego que perdí la confianza en todo.


Incluso en mi.

miércoles, 30 de noviembre de 2016

Una noche de verano

A la chica rubia de aquel garito:
Te quiero.
Estoy loco al pensar que pueda quererte.
Pero te quiero.
Es la primera vez que te veo y ya movería el cielo por ti.
Llámalo amor a primera vista.
Llámalo como quieras.
Pero llámame.

Quizás nunca vuelva a verte.
Ese peinado de modelo.
Esa mirada furtiva buscando llamar la atención.
La mía.
Esa manera en la que susurrabas Skiny Love a aquella calurosa noche.
Esa falda larga que resultó ser mi mayor perdición entre copa y copa.

Al final te marchaste.
Como ocurre con todo.
El rastro de la divinidad paseando por las calles oscuras mientras yo aún recordaba cómo se movía tu culo.
Como un idiota sonriendo,
pensando que me mirabas a mí
y no a aquel camarero que te invitaba a otra cerveza.

Acabo la copa.
Cojo tu recuerdo y mis penas.
Arranco el motor.

Todavía hay un sitio donde me echan de menos.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Amanecer vacío.

El alcohol nos apuntó como si fuésemos cómplices del mayor robo de la historia.
No fuimos lo suficientemente fuertes y confesamos.
La ginebra dejó de estar en nuestros vasos y pasó a estar dentro de nosotros.
No habíamos cruzado palabra en toda la noche.
La gente desapareció de nuestro alrededor.
Te miré.
Me miraste.
Me levanté.
Te levantaste.

Poco a poco avanzábamos
Cada vez estábamos más cerca del precipicio.
El acantilado nos susurraba que saltásemos al vacío.
Nos acercamos tanto que ya no había distancia entre los dos.
Nos besamos.
Poco a poco empezamos a perder la ropa.
La noche nos cubría con un manto de estrellas.
La luna nos miraba recelosa.
Pusimos el grito en el cielo.
Pusimos el llanto en el suelo.
Nos amamos tan bien esa noche que pareció real.
Cuando llegó el amanecer,
Acabó la noche.
Y nosotros no habíamos empezado.
La botella descansaba vacía en el suelo.
Yo descansaba vacío en la cama.
Ya no estabas.
Nunca habías estado.
Habías sido un espejismo todo el tiempo.
Toda la vida.

Estaba solo.
Sin nadie a quien contar
que te había besado.
Sin nadie a quien contar

que estaba loco.

jueves, 24 de noviembre de 2016

El metro del olvido.

Te espero en el andén de aquel metro al cual me mandaste la última vez que te vi.
Pensaba que vendrías por detrás,
me taparías los ojos y me dirías al oído tu nombre.
Yo me daría la vuelta para impactar con tu sonrisa,
desconocida,
pero preciosa.
Te invitaría a una cerveza.
Tendría envidia de ella.
Te contaría chistes malos.
Tú te reirías producto del alcohol.
Yo sonreiría producto de tu sonrisa.
Quizás me atrevería a rozar tu cuello con mis labios.
Mirarte a los ojos e invitarte al baile de mi vida.
Empezar a bailar y acabar exhaustos.
Juntos.
Mirando las estrellas.

Pensaba...
Aquí sigo esperando en el metro al que me mandaste.


El del olvido.